Hay varias formas de trabajar con el elemento Aire en la magia y en técnicas energéticas. Este elemento se corresponde con el color blanco y el Este; se le puede representar con el humo de un incienso, un sahumerio o la quema de plantas, también, con el cuchillo, herramienta de altar . El Aire, al igual que el elemento Fuego, están en movimiento expansivo y hacia arriba, por tanto son los pensamientos, la libertad, las visiones, los recuerdos, las ideas, la comunicación, las conexiones, etc.
En la magia son importantes las Palabras, ya que con ellas se pueden formar ensalmos o canalizar el poder. Los ensalmos forman parte esencial de los rituales y conjuros; es posible practicar la magia sin pronunciar ni una palabra pero resulta más fácil y efectivo si así se hace, ya que las palabras, por sí solas, también tienen poderes mágicos y energéticos.
Una palabra de poder repetida con la debida fuerza, desatará las fuerzas deseadas para el propósito deseado. Crea instantáneamente en el interior un estado de fortaleza concentrada y conciencia. Esta palabra se puede utilizar en cualquier parte y no tiene porque pronunciarse en voz alta; sin embargo, no hay que sobrepasarse y repetirla incesantemente o decírsela a cualquiera, ya que se anularán sus efectos. Un ejemplo, cargado de fuerza e historia, son los mantras.
Las Visualizaciones son otra herramienta interesante para conseguir que sucedan los acontecimientos deseados. Si a esto se elige un momento en el que las fuerzas correctas colaboren, fase de la luna, viento propicio, día del mes, etc. Se recomienda acompañar el momento de otros elementos como son velas, sahumerios, colores, música… porque las visualizaciones son inestables y necesitan que nos ayudemos y apoyemos en elementos exteriores. Siguiendo todos estos pasos y siendo fiel fiel a ellas son herramientas poderosas y para conseguir que un acontecimiento feliz se haga realidad.
Los métodos con el Espejo Mágico también pertenecen al elemento Aire, pues se relaciona con la imágenes y con los recuerdos. Podemos trabajar con el espejo de una manera personal, para superar un problema o dificultad interna, hablando directamente con él y estudiando nuestras proyecciones y sombra, y, también, podemos utilizarlo con el propósito de ver en el pasado y en el futuro.